La mordedura venenosa del dragón de Komodo
Un dragón de Komodo ante un búfalo, una de sus presas. | Chris Kegelman.
Hasta ahora los científicos habían especulado mucho con la forma de capturar a sus presas que tiene el dragón de Komodo ('Varanus komodoensis'), el mayor lagarto vivo de la tierra. A pesar de que puede llegar a alcanzar una longitud de tres metros y un peso entre 80 y 140 kilogramos, los científicos sabían que la fragilidad y la falta de peso de su cráneo impedía que sus mandíbulas pudieran desgarrar e inmovilizar a sus víctimas.
De forma que existía un consenso en torno a que un gran cóctel de bacterias presente en su boca se encargaba de infectar las heridas que provocaba su mordedura. Después sólo tenía que seguir a su maltrecha presa hasta que los patógenos hacían el trabajo por él y una infección generalizada se encargaba de matar al animal.
Las últimas investigaciones indican que esta creencia es falsa. Un nuevo trabajo realizado por investigadores australianos y publicado en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Science' ha encontrado un complejo sistema de glándulas productoras de veneno en el cráneo de los dragones de Komodo.
"Nosotros rechazamos la noción popular del uso de bacterias tóxicas para acabar con las presas", asegura en el trabajo el investigador principal Bryan G. Fry, de la Universidad de Melbourne (Australia). "Nuestra investigación señala la presencia de un sofisticado aparato de matar compuesto por un gran arsenal".
El veneno de esta especie, que habita en diversas islas de Indonesia como la isla de Komodo, provoca una severa pérdida de sangre causada por un agente anticoagulante que posee y provoca un 'shock' en la presa que termina por matarla.
Los investigadores usaron un aparato de resonancia magnética para localizar las complejas glándulas del veneno del dragón de Komodo. Además, las extrajeron de un ejemplar enfermo de un zoo mediante cirugía para determinar la composición del veneno. Y lo que encontraron es que se trata de un compuesto muy similar al de muchas serpientes.
Por último, los científicos examinaron los fósiles del dragón gigante extinto conocido como Megalania ('Varanus prisca') para determinar si también poseía este tipo de glándulas venenosas. Sus resultados revelaron que este lagarto de más siete metros de longitud fue uno de los animales venenosos más grandes de la Historia de la Vida.
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