La crisis de los tiburones
Tiburón oceánico fotografiado cerca de la costa egipcia. | Cvf-ps-
La creciente demanda de tiburones, muy apreciados por su carne y aletas y sus nuevos mercados de destino, ha puesto en peligro de extinción a un tercio de estos animales, por lo que la regulación de su pesca sería un primer paso para preservarlos.
Con ese fin, Estados Unidos y la Unión Europea proponen limitar el intercambio comercial de ocho especies de tiburones, lo que constituiría la primera regulación efectiva sobre pesca en alta mar. Esa decisión depende de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), que en marzo de 2010 podría aprobar el primer sistema de regulación en alta mar provisto de un mecanismo de cumplimiento.
"De ser aprobadas las propuestas de Estados Unidos y la Unión Europea, se establecerían las reglas del juego para la pesca en alta mar, donde ningún país tiene jurisdicción", dijo el portavoz de la CITES, Juan Carlos Vásquez. El portavoz aseguró que el comercio de tiburones siempre ha sido un problema y explicó que anteriormente la amenaza se centraba sobre todo en especies llamativas como el tiburón ballena, conocido por ser el pez más grande que existe.
Sin embargo, esta tendencia ha cambiado y en la actualidad la caza de tiburones se debe mayoritariamente a los nuevos mercados de su carne y a la gran demanda de aletas en Asia, donde es el ingrediente principal de una sopa muy apreciada por los restauradores y los consumidores.
El tiburón oceánico es una de las especies más afectadas por este incremento de la demanda internacional, que "ha causado una disminución de entre el 60 y el 70 por ciento de la especie en el Océano Atlántico", según la propuesta americana entregada a la CITES. En este mismo sentido, un estudio del Grupo Especialista en Tiburones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publicado el pasado junio denunciaba que un tercio de los tiburones de los océanos abiertos están en peligro de extinción, principalmente debido a la pesca excesiva.
Reducción del volúmen de capturas
Con el objetivo de limitar su comercialización, Estados Unidos propuso introducir seis especies de tiburones en el Apéndice 2 de la CITES, donde se incluyen especies que no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, pero cuya comercialización debe controlarse a fin de que sea compatible con su supervivencia. Esta propuesta se debatirá en la XV Conferencia de las Partes de la CITES que se celebrará el próximo marzo en Doha (Qatar), donde la Unión Europea volverá a intentar incluir en el Apéndice 2 otras dos especies de tiburones cuya protección ya pidió en 2007.
"En el caso de que fueran aprobadas por CITES las propuestas, los estados tienen 90 días para presentar una reserva y no tener así que cumplir con las limitaciones de comercio de estas especies", explicó Vásquez. Así, los países que se nieguen a aceptar la normativa podrían continuar la comercialización de la especie, aunque en la práctica el volumen de negocio suele reducirse drásticamente al cerrar otros estados sus barreras a estos productos.
Según las reglas de CITES, esta convención puede imponer una amonestación, establecer un cupo de exportación u obligar a la suspensión del comercio de determinadas especies a los países que no cumplan sus obligaciones de preservar la flora y fauna bajo su protección. Vásquez destacó que en los 35 años que lleva la CITES en funcionamiento "nunca se han extinguido ninguna de las especies bajo su protección debido al comercio. Si han desaparecido es por problemas que no puede controlar la Convención, como el ataque de especies invasoras".