jueves, 30 de julio de 2009

En el Parque Nacional de San Jacinto

La rana de patas amarillas revive en las montañas de California

Una rana de patas amarillas. | Adam Backlin, U.S. Geological Survey

Una rana de patas amarillas. | Adam Backlin, U.S. Geological Survey

  • Se creía casi extinta desde hace 50 años
  • Hasta ahora su población en libertad se estimaba en 122 ejemplares
  • Se han hallado ranas en dos sitios distintos del mismo Parque Nacional

Por primera vez en 50 años, la población de una peculiar rana de patas amarillas y casi extinta se ha redescubierto en el montañoso Parque Nacional de San Jacinto, en el sur de California.

La rana de patas amarillas (Rana muscosa) es uno de los tres anfibios incluidos en la lista de especies en peligro del sur de California. Antes del descubrimiento, los biólogos del US Geological Survey - USGS (una organización estadounidense para el estudio de la naturaleza), estimaban en 122 el número de adultos en libertad.

Los biólogos del USGS y del museo de Historia Natural de San Diego encontraron a este anfibio en dos localizaciones separadas por 4 kilómetros. Dado que no se caracteriza por su capacidad de migración, es muy probable que la población sea relativamente grande. "Si esta población es grande, podría jugar un importante papel en su expansión en el sur de California", dijo Adam Backlin, científico del USGS.

A nivel mundial, los anfibios están en decline debido a la pérdida de sus hábitats, los efectos del cambio climático, y la expansión de hongo Batrachochytrium dendrobatidis, un patógeno que ha diezmado su población en los últimos 30 años.

Cría en cautividad

El Instituto para la Investigación y la Conservación del zoológico de San Diego fue el primero en conseguir la cría en cautividad de la Rana muscosa, un éxito que el responsable del proyecto, Jeff Lemm, se toma con precaución: "Estamos muy contentos. Esperemos tener más crías en el futuro". Pretenden devolver los ejemplares nacidos en cautividad a la naturaleza.

Todo empezó cuando una bióloga del Parque Nacional vio que las charcas se estaban secando, incluida una donde vivían estos raros batracios. Al día siguiente regresó con otro colaborador. Recogieron 82 renacuajos y los llevaron al Instituto para evitarles una muerte casi segura.

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