lunes, 23 de marzo de 2009

El águila imperial

El águila imperial se recupera

Un ejemplar adulto de águila imperial. | Junta de Andalucía

Un ejemplar adulto de águila imperial. | Junta de Andalucía

A pesar de ser una de las especies más vulnerables según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), el águila imperial ('Aquila adalberti') se está recuperando en España. La especie ha aumentado de 38 parejas de águila en 1974 a 253 en 2008, un dato esperanzador para los científicos que han realizado el estudio demográfico en la Península Ibérica.

"El trabajo muestra que la especie se ha recuperado y que tiene una buena capacidad de respuesta a las actuaciones de conservación. Aunque ya se sabía desde hace tiempo, el estudio demuestra, una vez más, que es una especie muy sensible a los cambios en la supervivencia adulta", explica a SINC Santi Mañosa, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad de Barcelona.

Entre las razones por las que el águila imperial ('Aquila adalberti') tenía dificultades en aumentar sus poblaciones destaca la temprana mortalidad de los ejemplares adultos debido, sobre todo, a la electrocución en tendidos eléctricos y al empleo de venenos para el control de depredadores.

V.G.Canseco/CENEAM

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V.G.Canseco/CENEAM

Aunque la amenaza principal es distinta en cada región de España, Mañosa señala que la conservación de los hábitats es esencial para que la especie pueda nidificar y cazar. Por eso, "gestionar bien las poblaciones de conejo es fundamental porque es su dieta en todas las regiones durante el periodo reproductor", añade el investigador.

Una recuperación ejemplar en 30 años

El estudio, que se ha publicado recientemente en la revista 'Oryx', demuestra que la especie se ha recuperado de forma espectacular en los últimos 30 años. "En estas décadas las cosas han ido bien, pero se puede ir todo al traste en cinco o diez años si se hacen mal. Es cuestión de mejorar las cosas: los tendidos eléctricos siguen siendo un problema muy grave para esta especie y el proceso en su corrección va muy lento", recalca a SINC el biólogo.

"En estas décadas las cosas han ido bien, pero se puede ir todo al traste en cinco o diez años si se hacen mal".

El equipo de investigación apunta que las águilas han pasado de 38 parejas en 1974 a 198 en 2004, con una productividad de entre 1,19 y 1,29 pollos por hembra al año y una supervivencia adulta entre 0,92 y 0,99, según los períodos. "El aumento continuado de los efectivos de la especie durante el período de estudio sólo se vio interrumpido durante la década de los noventa, por un repunte de la mortalidad adulta durante este período", apunta Mañosa. Sin embargo, entre 2000 y 2004 el crecimiento se ha acelerado de nuevo, tanto por la disminución de muertes adultas como por una disminución de la mortalidad juvenil y de la edad de la primera reproducción.

Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM), en 2008 había 253 parejas de águila imperial. La especie ha aumentado en toda su área de reproducción a excepción del Parque Nacional de Doñana (Huelva) donde la población estuvo afectada gravemente por el uso ilegal de cebos envenenados en especial en los 90. "Aquí, la población descendió de 16 parejas reproductoras a 7", afirma a SINC Luis Mariano González, otro de los autores del estudio y técnico de la Dirección General para la Biodiversidad del MARM.

"Más que el número de parejas que se ha alcanzado, lo importante es la tendencia de recuperación, al controlar las causas de mortalidad de origen humano", afirma Mañosa. Para los científicos, "la situación no es desesperada sino esperanzadora, pero no hay que bajar la guardia".

La colaboración entre los diferentes agentes sociales (investigadores, cazadores, agricultores, gestores forestales, industria energética, entre otros), es importante para que exista "un consenso estatal entre todas las Comunidades Autónomas y para regular todas las actividades que pueden afectar a la especie". Los investigadores concluyen que "ningún colectivo tiene que cargar con el peso de la conservación, sino que la responsabilidad se tiene que compartir entre todos".

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